La
práctica del deporte enseña importantes habilidades y valores en los
estudiantes que tienden a fortalecer su formación integral, como el trabajo en
equipo, el trazo de metas, el sentido de identidad y la pertenencia a un grupo.
El autor explora en este artículo otros beneficios que aportan el deporte como
el reforzamiento de la autoestima, el sentimiento de solidaridad y la
tolerancia.
En el contexto de la formación integral, el deporte
posee Importantes elementos para la construcción de la personalidad profesional
del estudiante. Al deporte se le asignan características benéficas: “como moldeador
de la personalidad, factor de socialización, valor educativo, moral y cultural,
ha motivado a la sociedad a comprometerse en su amparo, asumiendo el deporte
como un valor social”. La cantidad de jóvenes que participan en ligas
infantiles y juveniles de los diferentes deportes asciende a cientos y miles.
De entre ellos, sólo serán unos cuantos quienes con
sus habilidades y las oportunidades de desarrollo lleguen al profesionalismo y/o
a la práctica del deporte de alto rendimiento. Pero, ¿qué ocurre con el resto
de los jóvenes que no alcanzarán esos niveles? Podemos decir que por lo menos
se habrán formado con los valores que se integran a la práctica deportiva tales
como el trabajo en equipo, el trazo de metas, planeación y ejecución, sentido
de identidad y pertenencia a un grupo. Estas actitudes son las que se aplican
en la carrera estudiantil y en el plano del ejercicio profesional del conocimiento;
son habilidades adquiridas en el aula, el taller y el centro de prácticas
profesionales. Existe la convicción de que “el deporte puede favorecer el
aprendizaje de los papeles del individuo y de las reglas de la sociedad,
reforzar la autoestima, el sentimiento de identidad y la solidaridad. Además,
parece que los valores culturales, las actitudes y los comportamientos
individuales y colectivos aprendidos en el marco de las actividades deportivas
vuelven a encontrarse en otros campos de la vida”.
El deporte en conjunto implica el surgimiento de líderes
de equipo que por su carácter, propuesta de actuación y organización de los
elementos del equipo, se ganan la confianza de los integrantes de un conjunto.
El individuo que practica el deporte “está obligado a respetar las normas del
grupo, intercambiar ideas, dar opiniones, apoyar a sus compañeros y, por tanto,
contribuir al espíritu del cuerpo. El deporte se rige por un sistema de reglas
en el que los participantes asumen la búsqueda de los resultados con espíritu
competitivo; es lo que los ingleses que reglamentaron algunos de los deportes
que jugamos llamaron Fair Play: la honestidad de los juicios según los resultados
obtenidos.
En un
sistema escolarizado se puede practicar el ensayo y el error para corregir, lo
que no tendrá mucho margen cuando el egresado se desempeñe en su profesión. Con
los deportes bien se puede ganar o perder, acertar y errar; en el Siguiente
encuentro se dará la oportunidad para corregir lo que se realizó y no funcionó
en la experiencia pasada. Un aspecto central del deporte es el fogueo. Se
inicia el entrenamiento para la condición física y el perfeccionamiento de las
técnicas de ejecución, los miembros del equipo compiten entre sí pero no están
certeros de su nivel de competencia si no se enfrentan a competir contra sus
similares cercanos o más allá de las fronteras. Esto hace que el ser deportista
sea una de las actividades con mayor movilidad en la búsqueda de contrincantes
para medir el nivel de fuerza.
Lo anterior se corresponde con la búsqueda de los
pares en nuestra profesión para saber cuál es nuestro nivel de desarrollo
profesional a través del inter- cambio de experiencias que enriquecen nuestra
formación. Si los deportistas participan en sus juegos regionales, nacionales,
internacionales, los cuadros profesionales se encuentran y enfrentan en los congresos,
simposios, coloquios, en donde dan a conocer el nivel de su conocimiento y se
nutren con las experiencias de los colegas.
DEPORTE Y CULTURA
El estudiante actual se forma en un contexto de
acceso a la información, movilidad y oportunidades de desarrollo en otros
territorios. Se está formando en un escenario multicultural, en el que el
deporte ha sido un factor para la integración de las sociedades. Para la
apertura cultural los sectores “más abiertos son el deporte, la música, los
medios de comunicación y el cine, y los mejores embajadores del multiculturalismo
son los futbolistas. Ante la igualdad de condiciones entre los contendientes deportivos,
regidos con las mismas reglas y terrenos de la práctica, la formación deportiva
alcanza el punto real de convivencia entre los que participan de condiciones
diferentes. Al respecto, Dominique Wolton apunta que “la comunión en el deporte
es probablemente el mejor agente (…) de contacto entre los pueblos y las
culturas.
LOS RIESGOS
La práctica deportiva deberá contar con la
orientación de tutores y profesores que canalicen las inquietudes de los
estudiantes a través de la organización deportiva. ¿Cuantas veces se presenta
el perfil del estudiante que acude a la escuela porque es un sitio de
socialización a través del deporte no organizado, y estos jóvenes son ubicados
en las canchas, pero casi nunca en el aula en cumplimiento de sus asignaturas?
Por otra parte, el deporte también puede ser un factor
de alienación. El control político de los grupos estudiantiles a través del
deporte no es ajeno a nuestro contexto, donde se puede utilizar la organización
de los deportes que captan la simpatía de las masas para causas que no tienen
que ver con la pedagogía de la práctica deportiva.
REFLEXIÓN FINAL
La Universidad Deportiva del Sur, a través de su dirección
del Deporte, podría ofrecer a los estudiantes la oportunidad de integrarse a equipos de deporte representativo
según su habilidad física atlética, e incorporarse a clubes para cubrir el
deporte curricular. Al interior de la universidad deportiva del sur, los
estudiantes suelen organizarse a partir de que algún joven lleva un balón de
futbol, básquetbol o beisbol y convoca a sus compañeros para jugar en sus horas
libres en los espacios abiertos de la residencia, lo cual puede evolucionar
para el fomento de valores y actitudes si son apoyados por sus divisiones,
departamentos y sociedades de estudiantes en torneos inter residencias. Ese
entusiasmo, escribe Cagigal, de “un partido de fútbol en un solar urbano es un
comportamiento social, con todos los ingredientes de valoración y
jerarquización, acatamiento de unas reglas, respeto a la autoridad, actitud sancionadora
de las infracciones.
El deporte que se practica para la socialización y
que genera un sentido de identidad entre grupos, carreras y semestres, también requiere
de la orientación tutelada de los profesores de las diferentes carreras para el
aprovechamiento de los valores que puede inculcar en los estudiantes.
Senatus Lucson
Senatus Lucson
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