martes, 18 de febrero de 2014

EL DEPORTE COMO FORMADOR DE ACTITUDES Y VALORES EN LOS ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS

La práctica del deporte enseña importantes habilidades y valores en los estudiantes que tienden a fortalecer su formación integral, como el trabajo en equipo, el trazo de metas, el sentido de identidad y la pertenencia a un grupo. El autor explora en este artículo otros beneficios que aportan el deporte como el reforzamiento de la autoestima, el sentimiento de solidaridad y la tolerancia.
En el contexto de la formación integral, el deporte posee Importantes elementos para la construcción de la personalidad profesional del estudiante. Al deporte se le asignan características benéficas: “como moldeador de la personalidad, factor de socialización, valor educativo, moral y cultural, ha motivado a la sociedad a comprometerse en su amparo, asumiendo el deporte como un valor social”. La cantidad de jóvenes que participan en ligas infantiles y juveniles de los diferentes deportes asciende a cientos y miles.
De entre ellos, sólo serán unos cuantos quienes con sus habilidades y las oportunidades de desarrollo lleguen al profesionalismo y/o a la práctica del deporte de alto rendimiento. Pero, ¿qué ocurre con el resto de los jóvenes que no alcanzarán esos niveles? Podemos decir que por lo menos se habrán formado con los valores que se integran a la práctica deportiva tales como el trabajo en equipo, el trazo de metas, planeación y ejecución, sentido de identidad y pertenencia a un grupo. Estas actitudes son las que se aplican en la carrera estudiantil y en el plano del ejercicio profesional del conocimiento; son habilidades adquiridas en el aula, el taller y el centro de prácticas profesionales. Existe la convicción de que “el deporte puede favorecer el aprendizaje de los papeles del individuo y de las reglas de la sociedad, reforzar la autoestima, el sentimiento de identidad y la solidaridad. Además, parece que los valores culturales, las actitudes y los comportamientos individuales y colectivos aprendidos en el marco de las actividades deportivas vuelven a encontrarse en otros campos de la vida”.

El deporte en conjunto implica el surgimiento de líderes de equipo que por su carácter, propuesta de actuación y organización de los elementos del equipo, se ganan la confianza de los integrantes de un conjunto. El individuo que practica el deporte “está obligado a respetar las normas del grupo, intercambiar ideas, dar opiniones, apoyar a sus compañeros y, por tanto, contribuir al espíritu del cuerpo. El deporte se rige por un sistema de reglas en el que los participantes asumen la búsqueda de los resultados con espíritu competitivo; es lo que los ingleses que reglamentaron algunos de los deportes que jugamos llamaron Fair Play: la honestidad de los juicios según los resultados obtenidos.

 En un sistema escolarizado se puede practicar el ensayo y el error para corregir, lo que no tendrá mucho margen cuando el egresado se desempeñe en su profesión. Con los deportes bien se puede ganar o perder, acertar y errar; en el Siguiente encuentro se dará la oportunidad para corregir lo que se realizó y no funcionó en la experiencia pasada. Un aspecto central del deporte es el fogueo. Se inicia el entrenamiento para la condición física y el perfeccionamiento de las técnicas de ejecución, los miembros del equipo compiten entre sí pero no están certeros de su nivel de competencia si no se enfrentan a competir contra sus similares cercanos o más allá de las fronteras. Esto hace que el ser deportista sea una de las actividades con mayor movilidad en la búsqueda de contrincantes para medir el nivel de fuerza.

Lo anterior se corresponde con la búsqueda de los pares en nuestra profesión para saber cuál es nuestro nivel de desarrollo profesional a través del inter- cambio de experiencias que enriquecen nuestra formación. Si los deportistas participan en sus juegos regionales, nacionales, internacionales, los cuadros profesionales se encuentran y enfrentan en los congresos, simposios, coloquios, en donde dan a conocer el nivel de su conocimiento y se nutren con las experiencias de los colegas.

DEPORTE Y CULTURA
El estudiante actual se forma en un contexto de acceso a la información, movilidad y oportunidades de desarrollo en otros territorios. Se está formando en un escenario multicultural, en el que el deporte ha sido un factor para la integración de las sociedades. Para la apertura cultural los sectores “más abiertos son el deporte, la música, los medios de comunicación y el cine, y los mejores embajadores del multiculturalismo son los futbolistas. Ante la igualdad de condiciones entre los contendientes deportivos, regidos con las mismas reglas y terrenos de la práctica, la formación deportiva alcanza el punto real de convivencia entre los que participan de condiciones diferentes. Al respecto, Dominique Wolton apunta que “la comunión en el deporte es probablemente el mejor agente (…) de contacto entre los pueblos y las culturas.

LOS RIESGOS
La práctica deportiva deberá contar con la orientación de tutores y profesores que canalicen las inquietudes de los estudiantes a través de la organización deportiva. ¿Cuantas veces se presenta el perfil del estudiante que acude a la escuela porque es un sitio de socialización a través del deporte no organizado, y estos jóvenes son ubicados en las canchas, pero casi nunca en el aula en cumplimiento de sus asignaturas?

Por otra parte, el deporte también puede ser un factor de alienación. El control político de los grupos estudiantiles a través del deporte no es ajeno a nuestro contexto, donde se puede utilizar la organización de los deportes que captan la simpatía de las masas para causas que no tienen que ver con la pedagogía de la práctica deportiva.

REFLEXIÓN FINAL
La Universidad Deportiva del Sur, a través de su dirección  del Deporte, podría  ofrecer a los estudiantes la oportunidad de  integrarse a equipos de deporte representativo según su habilidad física atlética, e incorporarse a clubes para cubrir el deporte curricular. Al interior de la universidad deportiva del sur, los estudiantes suelen organizarse a partir de que algún joven lleva un balón de futbol, básquetbol o beisbol y convoca a sus compañeros para jugar en sus horas libres en los espacios abiertos de la residencia, lo cual puede evolucionar para el fomento de valores y actitudes si son apoyados por sus divisiones, departamentos y sociedades de estudiantes en torneos inter residencias. Ese entusiasmo, escribe Cagigal, de “un partido de fútbol en un solar urbano es un comportamiento social, con todos los ingredientes de valoración y jerarquización, acatamiento de unas reglas, respeto a la autoridad, actitud sancionadora de las infracciones.

El deporte que se practica para la socialización y que genera un sentido de identidad entre grupos, carreras y semestres, también requiere de la orientación tutelada de los profesores de las diferentes carreras para el aprovechamiento de los valores que puede inculcar en los estudiantes.
                                                                               
                                                                                                                           Senatus Lucson


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