martes, 11 de febrero de 2014

Articulo interesante sobre el doping en el deporte


Una aclaración antes de nada. En el siguiente artículo hablo del deporte de elite en términos muy generales, y aunque se puede aplicar efectivamente a toda la elite, quiero que se concrete sobre todo en el deporte individual de fondo, de fuerza, de velocidad..., es decir, en aquellos deportes cuyos resultados se basen en las capacidades atléticas individuales de cada uno por encima de las capacidades tácticas de un equipo. Creo que me explico; El doping influye más sobre el resultado de una maratón, que sobre el resultado de un partido de fútbol. Mucho más concretamente, escribo pensando sobre todo en el ciclismo, dada mi condición de aficionado y practicante.

El cinismo del dopaje
El Dopaje en el deporte es una lacra, es cierto. Debe de evitarse a toda costa, sobre todas las cosas por la salud del deportista y secundariamente por que proporciona ventajas en la competición.
Según mi opinión, el actual problema del dopaje, es el exceso de profesionalización del deporte, las exigencias actuales de espectáculo, los contratos multimillonarios que genera el deporte-espectáculo y las terribles audiencias televisivas del mismo, que llevan al deportista a exigirse a sí mismo, más de lo que puede dar. Pero en realidad, ese esfuerzo se lo está exigiendo el público. El mismo público que no perdona al deportista un error. En la actualidad, el espectador está exigiendo al atleta que corra con las manos atadas a la espalda... y que no se caiga. El deporte-espectáculo se basa en la visión placentera del sufrimiento del hombre, reconozcámoslo. Y el atleta, presionado por patrocinadores, jaleado por aficionados ...que no perdonan un error, ...que no ven más que la victoria o la derrota, ...que no aceptan sino épica pura ante sus ojos, es muy fácil que caiga en la tentación de complacerles/complacernos ...siempre, pueda o no pueda. Y es en estos casos cuando a veces comete errores y hace trampas.
Ahora recuerdo que a principios de siglo los deportistas competían sin entrenar. Entrenar estaba mal visto ya que proporcionaba claras ventajas hacia sus rivales. Los corredores entrenados o se les tildaba de tramposos, así de claro, o se les consideraba profesionales y no se les dejaba competir en unos Juegos Olímpicos, por ejemplo, porque "ensuciaban el espíritu olímpico". El espectador veía deporte y veía espectáculo, y quería épica y leyenda... y los deportistas sufrían.
Hoy, afortunadamente, se ha superado este trance, y de que manera. Tanto que se ha desbordado el asunto. Los atletas entrenan para competir, y entrenan y entrenan y entrenan... Tanto es así que el que no entrena hasta el límite no vale. Claro, prepararse de otra manera diferente es considerado trampa. Volvemos a las mismas que hace 80 años pero a un nivel superior, y por tanto más peligroso aún, porque cuando esto se supere algún día (ya salió Samaranch queriendo reducir la "Lista"), el aficionado querrá seguir viendo espectáculo, sangre, épica y gloria. Solo que entonces el deportista ya no será deportista porque el deporte ya no será deporte. Será un circo... y no estamos lejos ni desencaminados.
El tema actual del dopaje en el deporte es puro cinismo. Si me permiten una licencia demagógica, tratamos a los ciclistas de delincuentes y drogadictos como poco, mientras que por ahí nos tapamos los ojos y los oídos frente a auténticas declaraciones de escándalo en boca de ¿atletas? de primera fila, que se enorgullecen de batir el récord de Home-Rounds con la ayuda de anabolizantes porque así son capaces de hacer feliz a mucha gente,... de paso que se llenan los bolsillos.
El deporte de elite, no es sano. La vida del deportista de elite cada vez es más corta y amargada. El deporte de elite no es deporte, es un trabajo, es un escaparate, es una inagotable fuente de épicas y leyendas, es una tragicomedia global. El profesional del deporte se relaja cuando se retira, disfruta de la vida. Vive. El deportista de elite no es dueño de sí mismo. Pertenece a las audiencias...
Afortunadamente, existen las categorías inferiores. Las categorías no profesionales, donde la épica se gesta en el seno de la familia, porque los espectadores son la familia. Afortunadamente, existe el deportista popular, el deportista que llega a la maratón con sus 65 años, y que pasa de los 70 sin achaques gracias al deporte. El deporte es anónimo. El deporte de elite no es anónimo. El deporte de elite no es deporte.
Si, el dopaje es malo. Los deportistas que se dopan, ya sean porque se exigen mucho y no aguantan, o porque quieren ganar a toda costa, o porque, atención, se encuentran en inferioridad de condiciones (a que extremos hemos llegado), comienzan con sus achaques a los 40 o 50 o antes en algunos casos. Los achaques puede que no estén directamente ocasionados por los productos dopantes, es más, muchos de ellos tienen pocos efectos secundarios y son consumidos habitualmente por cualquier persona "de a pie" Lo que ocurre es que muchas de estas sustancias mantienen al atleta en un estado de euforia deportiva, de máximo rendimiento, de motor sobrealimentado, de embriaguez absoluta. Así es capaz de mantenerse mucho tiempo muy cerca o por encima de sus limitaciones naturales. Este desmesurado desgaste es el que causa los achaques a edades tempranas. Por otro lado no puede obviarse el extraordinario estrés metabólico y fisiológico al que se ve sometido el atleta durante sus entrenamientos y competiciones. Solución: vitaminas, reconstituyentes, dietas al milímetro, preparados alimenticios dignos de Star Trek , masajes y supermasajes, ... , infusiones, cafés, analgésicos y calmantes, ... , las polémicas infiltraciones, ... . Y llega un momento en el que no se sabe cuándo se atraviesa la finísima línea que separa el no-doping del doping. Dónde termina el cuidado del cuerpo y dónde comienza el "cuidado del cuerpo". ¿Hasta dónde es honesto llevar el límite de la forma?

¿Pero por qué se dopan? Porque yo, espectador, quiero sangre. No me conformo con una carrera. Quiero que lleguen todos extenuados, echando el hígado, cojos, aunque sea infiltrados, pero que lleguen. El cinismo del dopaje.
Así que, ¿qué es dopaje? En realidad no lo sabe nadie exactamente, pero todo el mundo sospecha algo, todos saben por dónde van los tiros, y así nos va. Así que frente a las dudas, se hace una lista dinámica de productos, una por país, una por federación, una por organización, donde se añaden y se sacan los productos según avanza la ciencia y la sociedad. El problema, esta es la clave, es que las arbitrarias listas de sustancias prohibidas no se atienen a la realidad del deporte espectáculo. Por un lado se exige todo a una persona que se sacrifica por el espectáculo, se la exprime hasta que NOS haga llorar, por el otro lado no se la da de comer (gimnastas) no se la deja descansar (pruebas por etapas). Los atletas de elite son remeros en galeras.
Este cinismo es el que no deja a un deportista que se cure un resfriado como debe. Y si se le cura y por casualidad da positivo, encima le fustigamos. El espectador no perdona errores: los atletas no pueden constiparse. Afortunadamente, se vislumbran visos de mejoría respecto a este tema en concreto. La salud del deportista está por encima de todo, mal nos pese al espectador, y el seguimiento médico está por encima del control antidopaje.
Sobre la presunción de inocencia del deportista, claramente no existe (me remito al caso Pantani, aunque personalmente, analizando fríamente y sin prejuicios la situación, tengo mis dudas. Compruebo que hasta a mí me alcanza la polémica). Si puede haberse dopado, entonces es que se ha dopado, dice el espectador. Y la opinión pública mancilla para siempre la carrera deportiva de un profesional. El deportista tiene prohibido equivocarse.
Los medios de comunicación deportivos, no hacen más que alimentar esta polémica. La polémica vende, y nosotros caemos en ella como corderitos. Y el deportista acusado, a sufrir. El deportista es humano y a veces se equivoca, pero sus errores se pagan en los periódicos con la cadena perpetua.
Con todo esto, no estoy para nada a favor del dopaje. Estoy totalmente en contra. Pero estoy en contra de las listas arbitrarias de productos ilegales, y por encima de todo a favor del deportista. Del deportista como persona humana. Persona como cualquiera.
Casos históricos como Ben Johnson no tiene justificación, ni pueden ni deben repetirse. Un deportista de elite es una persona pública, el espejo en el que nos miramos y se reflejan nuestros sueños, y en el fondo el hombre es un animal de costumbres y que imita todo lo que ve y le gusta. Pero incluso aquí nos hemos pasado. Ben Johnson ya ha pagado. Se le mancillo, se le desposeyó de todo, incluso del prestigio y el honor. Fue crucificado socialmente repetidas veces ("Vete de las Pistas" fue la portada del Diario Marca al día siguiente de conocerse el positivo del atleta en Seúl, después de haberle subido a los cielos del atletismo el día antes. Y aún no se le ha dado, que yo sepa su derecho de réplica y defensa en estos mismos medios que le repudian). Fue el cabeza de turco de los esteroides anabolizantes. Un castigo ejemplar. Y es que no tenemos término medio. O elevamos a los deportistas hasta el olimpo, o nos les cargamos con todo el equipo si fallan.
El doping MATA. Así de claro. Este es el precio de la gloria. Por eso se prohiben sustancias que son "venenosas", pero claro, falta muchísima información al respecto tanto en el aficionado como en el propio deportista.
Opino que se debe de prohibir el dopaje, perseguirlo y castigarlo. Pero castigarlo en su justa medida, sin exageración, y escuchando las alegaciones del deportista. Considerarlo una trampa y punto. Pero nunca debiera de salir de los cauces deportivos. Otra cosa muy distinta es el tráfico de sustancias prohibidas. Esto sí que es delito. Doparse no es delito.
Además, existen sustancias muy peligrosas, que aumentan el rendimiento, pero que estando prohibidas, aún no pueden detectarse (me acuerdo ahora del PFC). Insisto con esto, sobre el verdadero significado de la palabra Doping. No podemos reducirlo simplemente a unas listas de sustancias que no pueden ni olerse. Por la propia naturaleza de las sustancias, el actual desarrollo de los métodos de análisis, la investigación de vanguardia en laboratorios farmaceuticos, y los nuevos avances que se producen en bioquímica, biología molecular y genética, es imposible atajar este problema de raíz, actuando sobre los resultados-productos. Dice el refrán que hecha la ley, hecha la trampa, y los controles van muy por detrás de las nuevas sustancias, que por supuesto no existen, ya que no están catalogadas ( y mucho menos testadas según protocolos médicos en humanos, que se sepa). No seamos ingenuos.
Para muestra, de la arbitrariedad de la etimología del Doping, un botón: (Se abre el debate). Sobre el hematocrito alto, que según sabían nuestros abuelos, puede conseguir con un entrenamiento adecuado en altura de 3 semanas, con los mismos resultados que una terapia con Epo, pero más barato, ¿Es esto éticamente correcto deportivamente hablando?. Si prohibimos la Epo, que por otro lado aún es indetectable ( que salva fulminantemente las vidas de los anémicos enfermos con insuficiencia renal crónica), ¿debemos de prohibir el entrenamiento en altura? (Y así todos los deportistas de La Paz nunca jamás serán admitidos en el mundo de los deportistas profesionales). También vale el asunto para las permanencias en cámaras hipobáricas ¿Es esto "ilegal" o solo "inmoral"? Lo único cierto es que es muy caro y sólo está al alcance de unos pocos. ¿Y las autotransfusiones de sangre, si efectivamente sirven para algo?. Lo realmente peligroso del hematocrito alto (>50-55%) es el riesgo de embolias en capilares de tamaño medio, durante el descanso y sueño (cuando bajan las pulsaciones y la presión arterial), así como el esfuerzo extra que se le exige al sistema cardiovascular para impulsar por sus arterias y venas un fluido de consistencia más gelatinosa. Pero todas las personas son distintas, y los efectos no son iguales para todos; Les hay mejor dotados, les hay que se adaptan a un flujo más viscoso, otros se defienden con el 30% toda su vida, rozando la anemia y nunca se quejan... digo con esto que faltan estudios y sobran opiniones, y que el 50% (que número más redondo y mas bonito, como aprobado o suspendido, como medio lleno o medio vacío) no significa nada más que un "porcentaje de seguridad" totalmente arbitrario pues algún número había que tomar como referencia. Y se tomó esa cifra basándose en estudios epidemiológicos de distribución de hematocrito en la población "normal"... que no se yo que se adapte a la escogida, especial y distinguida población, estadísticamente hablando, "deportista-de-elite" (habrá que mirar si los deportistas de elite lo son, entre otras muchas razones, porque se salen de la medía en este aspecto. Algo de esto habrá, o de otras cosas. Lo que es seguro, es que son diferentes a mi persona, que por mucho que yo me cuide y me entrene...). Y lo peor es que este número se escogió bajo presión y con el beneplácito de la crucificada población elite, como una solución rápida a un problema eterno, como una fuga hacia adelante. Y los deportistas, entonces, aliviados y tranquilos. Pero la estadística no suele ir con ellos. Y si se pasan por algún motivo, entonces la opinión pública no tiene pelos en la lengua, ni piedad: O se dopa o no se dopa. O blanco o negro. O aprobado o suspendido.
Deporte espectáculo, está íntimamente unido a la ayuda externa, estoy de acuerdo. Esto es así, y es fruto de una larga historia de búsqueda de éxito, fama, dinero y épica. Hoy más que nunca. Pero no estoy de acuerdo en que esto tenga que continuar así. Y ya me he referido antes hacia donde creo que nos dirigimos si continuamos en este sentido.
Por otro lado, la ciencia del deporte, es eso; una ciencia experimental en constante desarrollo y en plena ebullición cuyo fin último es la búsqueda infatigable del máximo rendimiento humano. Y como tal ciencia no va a parar. Esto es bueno pero; ¿Justifica el fin los medios? ¿Son aplicables todos los nuevos avances al ser humano sólo para satisfacer al espectador? Los nuevos métodos de entrenamiento, las nuevas dietas, hace años estarían vistas con recelos. Hoy son el pan nuestro de cada día. La base del deporte de elite y del deporte base.
El deporte de elite no es deporte. Es espectáculo. Y según están las cosas hoy día parece que lo que más sencillo es decir aquello de "El espectáculo debe continuar".
¿Cuál va a ser el futuro deporte en el que vamos a educar a nuestros niños? ¿Querremos realmente que nuestros hijos lleguen a ser deportistas famosos si el deporte de elite es ya como una "pasarela de moda"?.
PD: Visite la Lista de Correo de Amigos del ciclismo en esta misma web, un rincón Web universal y específico para aficionados, donde cohabitan globeros, ciclo turistas, "elites", retirados, entrenadores y otros muchos forofos de otros gremios, intercambiando libremente toda clase de información y opiniones relacionados con este deporte nuestro. Deporte que nos tiene enganchados por el corazón. Para siempre, pues el que se hace ciclista, lo es para siempre, aunque ya no pueda montar más.
 Autor: José Ramón Arribas Nieto (Algete, Madrid)
Fecha de publicación: 11 de julio de 2000

Fuente: http://www.amigosdelciclismo.com/articulos/dopaje.asp

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